23/5/17

La ilustre herencia de Schumacher, Newey y Vettel



La ilustre herencia de Schumacher, Newey y Vettel

El hijo de Michael Schumacher y el de Adrian Newey compiten juntos en la F3 en busca de la F1. Con metas más modestas, el hermano de Sebastian Vettel también ha debutado en el automovilismo


elconfidencial.com

¿Se imaginan que en 2017 coincidieran de repente Piquet, Prost, Senna, Lauda, Fittipaldi, Schumacher y Newey? Ocurrió hace poco en el circuito de Silverstone, donde se inmortalizó una de las fotos más curiosas que se recuerdan en el automovilismo mundial. Entre todos esos nombres, sumaban un total de 32 Campeonatos del Mundo de Fórmula 1.

La pregunta tiene su trampa, y es que aquel día no coincidieron los pilotos que marcaron una época durante el siglo pasado, sino Matthias Lauda, hijo del tricampeón austriaco, Pietro Fittipaldi, nieto del bicampeón brasileño, o Nicolas Prost, hijo del eterno rival de Senna, cuyo sobrino Bruno también estaba presente junto a sus paisanos Pedro y Nelsinho Piquet, hijos del también campeón Nelson Piquet. La imagen era singular por la cantidad ingente de talento impregnada en todos sus genes. Y entre las sonrisas, dos de ellos destacaban por su particular vínculo a la Fórmula 1 actual.

A Mick Schumacher se le avistaba fácilmente por su extremo parecido a su padre, Michael Schumacher, con quien comparte hasta la forma de hablar entre muchos otros gestos muy característicos. A su lado estaba Harrison Newey, apellido ilustre gracias a su padre, Adrian Newey, a quien quiso llevar la contraria tras iniciar su carrera como piloto, y no como ingeniero. Sólo faltaba Fabian Vettel, hermano del tetracampeón Sebastian, para que la imagen fuera ya única. A estos tres jóvenes les une una única ambición: ser algo más que los portadores de un famoso apellido de la Fórmula 1.


Mick, algo más que el hijo del 'Kaiser'

Hasta hace poco, cualquiera que buscara a Mick Schumacher en una clasificación no encontraría su nombre por ningún lado. El secreto era que corría bajo el pseudónimo de Mick Betsch, apellido de soltera de su madre Corinna, a quien nunca le entusiasmó la idea de que su hijo hablara de emular al ‘Kaiser’ desde que le empezaron a salir los dientes. El accidente que aún mantiene a su padre postrado a una cama le sirvió a Mick para tener aún más clara su motivación vital, apoyada por su abuelo Rolf, que siempre le ha visto capaz de tener una carrera exitosa.

Tras pasar por el kárting y debutar en monoplazas en 2015, quedó el pasado año segundo tanto en la F4 alemana y la F4 italiana. Pocos mejor que Marcos Siebert, el único que le ganó en esta última categoría, describen mejor a Mick. “Es muy, muy buen piloto, sin duda que lo lleva en la sangre”. No es el único elogio que ha recibido, ya que Norbert Haug, quien fuera jefe de Mercedes en la F1, habló de él como alguien "que pilota siempre cerca del límite, pero sin excederlo". Esta capacidad de controlar al máximo cada situación era ya clásica en su padre.

Mick busca ahora pulir su talento en la Fórmula 3, donde está mostrando una personalidad más madura. “Mi padre es mi ídolo, quiero ser campeón de la F1 como él”, insistió en una reciente entrevista. Conseguirlo no será fácil, pero Mick ya ha avisado que no tiene prisa por llegar. "No estoy teniendo problemas en esta categoría, pero aún no quiero decir nada concreto sobre la F1". Amparado por Mercedes, varios patrocinadores de Michael se han sumado ahora al fenómeno Mick, a quien ven como la gran promesa del motor en Alemania. Su éxito tendría un romanticismo inigualable.


Otro Newey, pero ahora detrás del volante

Harrison Newey no se contagió de la pasión por el motor viendo trofeos en el salón de casa, sino pasando horas junto a su padre Adrian mientras diseñaba los bocetos de algunos de los mejores coches de la historia. El ahora gurú de la aerodinámica le enseñó la Fórmula 1 desde el plano de la ingeniería, algo que no frenó su deseo de empezar su trayectoria como piloto. Gracias a su padre, afirma tener un tacto especial a la hora de elegir las mejores configuraciones para el coche, lo cual le diferencia del resto de jóvenes promesas. La genética juega aquí un papel casi involuntario.

Harrison explicaba así su trasfondo familiar y cómo Adrian le abrió las puertas a la F1. “Siempre me ha gustado el automovilismo, me encantaba ver los coches que diseñaba y luego verlos correr en pista”. Y aunque su padre tenga el orgullo de ser el ‘arquitecto’ del éxito de Damon Hill o Sebastian Vettel, a Harrison le gustaría jugar el papel de protagonista. “Cuando era pequeño estaba todo el día con un quad en el jardín, creo que puedo hacerlo bien en todos los niveles como piloto”. Su camino, en algunos ámbitos, está siendo parecido al de Schumacher.

Ambos compartieron equipo en la F4 en 2015, ahora corren en la F3 y sueñan con la F1. Newey también ha recibido patrocinadores bajo la influencia de su padre, a quien busca emular a su manera inspirado en Hamilton, Vettel y Alonso, sus pilotos favoritos. No obstante, y a excepción de un certamen celebrado hace pocos meses en la India, Schumacher ha dejado más destellos de talento que Newey. Con un sexto puesto como mejor resultado, el británico necesita destacar en 2017 para afianzar su futuro. De no conseguirlo podría ir a la Universidad, aunque su objetivo aún no cambia. “No quiero ser ‘el hijo de Newey', sino que a él le conozcan como el padre de Harrison Newey”.


Fabian, el gran pupilo de Sebastian

Si uno cierra los ojos y escucha a Fabian Vettel, creería estar ante un tetracampeón que ahora corre para Ferrari. A su hermano Sebastian no sólo le unen unos rasgos faciales muy similares, sino también la misma actitud humilde y modesta con la que se implican en el automovilismo. El caso de Fabian es singular, pues inicia a los 18 años su trayectoria en el automovilismo sin mayores pretensiones que empezar a explorar sus límites. La relación entre ambos es excelente, pero el rol de 'Seb' se limitará a darle algunos consejos, lo suficiente para que su hermano sea responsable de su futuro.

“Sebastian me está apoyando, me encantaría tener éxito, pero yo quiero hacer mi vida por mi cuenta”, cuenta Fabian, que firmó varios autógrafos en su carrera de debut pese a realizar una actuación descafeinada. No busca llegar a la Fórmula 1 y lo admite abiertamente, pero debutar en turismos sin experiencia previa en el kárting es todo un reto para un adolescente que, al estilo de Schumacher, tuvo que convencer a sus padres para empezar a correr. Norbert, su padre, tenía miedo a que se estrellara anhelando el mismo éxito que su hermano. Pero esta historia es bien distinta.

“Mi hermano siempre me ha dicho que, si no me lo paso bien, no tiene sentido correr”, dice Fabian, que habla maravillas de Sebastian como referente para ser sensato en sus objetivos. El suyo es acabar en el DTM (Campeonato Alemán de Turismos). Y para ello busca copiar algunas de las mejores actitudes del tetracampeón. “De momento quiero ganar experiencia y aprender lo máximo posible”. Audi ya ha elogiado a Fabian por su implicación a la hora de conocer a todo el equipo, justo una de las grandes armas de su hermano. Por mucho que emprendan caminos distintos, algunas cosas se llevan en la sangre.

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