5/4/18

OPINIÓN: La intolerable involución de la Fórmula 1



OPINIÓN: La intolerable involución de la Fórmula 1

f1aldia.com

Si os preguntaran en qué momento de vuestras vidas visteis por primera vez una carrera de Fórmula 1, ¿lo recordaríais? Yo sí. Año 2003. Gran Premio de Nürburgring (Alemania). Un inocente niño de nueve años se sienta frente al televisor para visionar una carrera de coches de la que nunca antes había oído hablar. Se siente emocionado ante lo que ve, pues, según anuncia el comentarista, un piloto español está entre los primeros clasificados. Alguien llamado David Coulthard le persigue con mucho más ritmo, pero cuando está a punto de adelantarle, comete un error y se sale de la pista. Fernando Alonso va a lograr la cuarta posición. Espera, no, un hombre apodado como "uno de los mejores pilotos del mundo" se acerca muy peligrosamente; tanto que en la última vuelta somete al español a una gran presión de la que este logra salir indemne, no sin antes sufrimiento, cruzando finalmente la línea de meta por delante del todopoderoso Schumacher. Ese fue el día que descubrí la Fórmula 1, y el mismo día que me convertí en un gran aficionado de este magnífico deporte.

A partir de entonces, durante cada fin de semana de Gran Premio, me sentaba frente al televisor (sin importar la hora que fuera) para disfrutar de una nueva carrera. ¿Y sabéis por qué lo hacía? Porque sabía que iba a disfrutar de una hora y media de espectáculo en la que, sin duda, poder presenciar adelantamientos a "tutiplén", grandes disputas en la pista, paradas en boxes de infarto y una intensa emoción hasta el último minuto. Y es que yo no seguía la categoría únicamente por Alonso, sino por todos y cada uno de los pilotos que se jugaban la vida en el trazado. Sabía quiénes eran Timo Glock, Christian Klien, Nick Heidfeld, Takuma Sato, Jacques Villeneuve, Vitantonio Liuzzi o Tiago Monteiro, entre otros. En 2018, poco o nada se sabe más allá de los pilotos de las grandes escuderías si no eres un gran seguidor del deporte. Apenas se habla de Marcus Ericsson, Charles Leclerc, Pierre Gasly, Brendon Hartley o Sergey Sirotkin. Lástima, pues si alguno de ellos pilotara un Mercedes como el de Hamilton y Bottas, también haría acto de presencia en la zona alta de la parrilla.


Rectificar es de sabios

La involución que está viviendo la Fórmula 1 es un factor muy grave del que sus máximos mandatarios parecen no tener constancia. O mejor dicho, hacen como si no la tuvieran. Los pilotos y los aficionados de este deporte necesitamos Campeonatos que se decidan en la última carrera, e incluso en la última curva (cómo olvidar el primer título de Hamilton en Interlagos aquel 2008, arrebatándole la gloria a Felipe Massa ante sus propios seguidores). También guardamos en nuestra retina el año 2007, cuando Räikkönen, Hamilton y Alonso finalizaron el Mundial a un solo punto de distancia. Como dato, aquella carrera fue seguida en España por más de 9 millones de espectadores (entre Telecinco y TV3), algo solo al alcance del fútbol. Recuerdo a los informativos destacando la soledad de las calles de Madrid ante la celebración del Gran Premio.

Por desgracia, a día de hoy no solo nos han arrebatado la emoción de las carreras, sino también el simple hecho de poder seguirlas en un canal en abierto (no todos pueden permitirse el lujo de contratar los servicios de pago. Bastante caros, por cierto). Por todo ello, afirmo que no me gusta la Fórmula 1 actual. Quiero que los coches vuelvan a emitir sonidos atronadores, que se note que estamos presenciando una carrera de este maravilloso deporte, cada vez más cosificado en un puro negocio cuyo objetivo radica en llenarse la chequera de billetes. Quiero batallas en el asfalto, estar en continua tensión ante la posibilidad de que en cualquier momento pueda haber pequeños toques y salidas de pista entre los pilotos. Quiero ver a muchos equipos luchando por un triunfo. Quiero que, en un futuro, mi hijo se siente frente al televisor (o en su defecto la pantalla del ordenador) y se emocione con un Gran Premio de Fórmula 1, como hice yo hace casi quince años.

En definitiva, espero y deseo que Ferrari y Red Bull alcancen el rendimiento de Mercedes y nos brinden carreras realmente emocionantes durante esta temporada. Y, por ende, deseo que Haas, Renault y McLaren experimenten grandes evoluciones y le planten cara a los tres equipos de arriba. Todos los seguidores de este deporte esperamos impacientes que ese momento llegue, porque amamos la competición, la adrenalina y el talento; porque amamos la Fórmula 1.
 

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