La historia de la Fórmula 1 se firma en Mónaco
Desde que se disputara el primer gran premio por las calles de Montecarlo, cada año ha dejado, al menos, una imagen para el recuerdo
lasprovincias.es
Mónaco se mantiene en el calendario de la Fórmula 1 por el peso específico que tiene en la historia del automovilismo. Es una de las tres joyas de la ‘Triple Corona’ (500 Millas de Indianápolis, 24 Horas de Le Mans y GP de Mónaco de Fórmula 1) y, pese a que las medidas de seguridad son, siendo optimistas, muy precarias en comparación al resto de circuitos, ningún piloto se atrevería a levantar la voz en contra de la disputa de este gran premio. Y mucho menos levantaría la voz Bernie Ecclestone, que cada año ve cómo sus ingresos aumentan exponencialmente. De hecho, carreras como las disputadas en el hoy abandonado -mañana quizá no- circuito urbano de Valencia, se vendieron bajo las ínfulas de «nuevo Mónaco».
Las calles de Montecarlo han vivido carreras históricas, peleas entre pilotos que pasaron a la historia e, incluso, conatos de revolución civil contra el gobierno de la Fórmula 1. Quien más y quien menos tiene en su mente una imagen de un GP de Mónaco. Aquí están algunas, que no todas, de sus historias más conocidas.
Rescatado del agua y único fallecido
Pese a que el circuito empezó a albergar carreras de automóviles en 1929, no sería hasta 1950 cuando, ya bajo el nombre de Fórmula 1, empezó a puntuar en el calendario. Aquella primera prueba la ganó Juan Manuel Fangio, pero uno de los grandes primeros incidentes que se recuerdan ocurrió cinco años después. El ya bicampeón del mundo Alberto Ascari falló al trazar la ‘chicane’ del puerto, estrelló su Lancia contra las protecciones, que no aguantaron, y acabó yéndose al agua. Le salvaron sin ningún problema, pero el susto quedó ahí y, tras un accidente en Monza unos días después, no volvió a competir en Fórmula 1.
Más grave fue lo que ocurrió a Lorenzo Bandini en el Gran Premio de Mónaco de 1967. El italiano, que regresó a Ferrari para sustituir a John Surtees, sufrió un grave accidente cuando iba peleando por el segundo puesto. Su monoplaza salió ardiendo y, tres días después, falleció. Es, hasta el momento -y toquemos madera- el único piloto de Fórmula 1 que ha perdido la vida a causa de un accidente en las calles del Principado.
El día que el mundo descubrió a Senna
El título de ‘Mr. Mónaco’ fue, durante treinta años, propiedad de Graham Hill, pero la irrupción de Ayrton Senna supuso un cambio de titularidad al respecto. Aunque ya sonaba con fuerza como uno de los pilotos con más potencial, en 1984 aún era un joven brasileño que aspiraba a seguir los pasos de Nelson Piquet -con el que luego tendría una larga enemistad-, a quien el equipo Toleman le había dado su primera oportunidad en la Fórmula 1.
La lluvia convirtió el GP de Mónaco de 1984 en una auténtica pesadilla. Una carrera que había sido, en palabras de Alain Prost, su mejor ‘pole’. Senna encontró su oportunidad y, tras una memorable remontada, se colocó segundo tras el que luego sería su némesis. La lluvia arreció y Prost pidió la suspensión de la prueba, pero ‘Magic’ se negó a parar. Pese a que ya se había dado el banderazo y el francés bajó sus revoluciones, Senna le adelantó y cruzó la meta en primer lugar. Los comisarios decidieron que aquella última vuelta no había valido y dieron por buena la anterior, con lo que Prost se llevaba la victoria y Senna, su primer podio. En aquella prueba solo se dieron la mitad de los puntos y por ello la diferencia de aquel año entre el campeón, Niki Lauda, y el subcampeón, el propio Alain Prost, fue la menor de toda la historia: medio punto. Aún hoy, Senna es el piloto con el récord de victorias en el Gran Premio de Mónaco: seis.
La remontada de Panis y la ‘peineta’ de Alonso
De Mónaco se dice, con razón, que es el circuito donde más difícil es adelantar. Por ello, la victoria que logró Olivier Panis -primera y única de su carrera- en 1996 tiene más mérito. El francés salía decimocuarto, pero la intensa lluvia provocó que la prueba se decidiera prácticamente por eliminación. El piloto del equipo Ligier mantuvo la cabeza fría y acabó siendo uno de los cuatro pilotos que entraron en meta. Aquella prueba ostenta el récord de carrera con menos coches que han finalizado un gran premio.
Ya en la época moderna, hay un piloto que sobresale sobre los demás: Fernando Alonso. El asturiano es, junto a Mark Webber, el único de los que están en activo en ganar dos veces. La primera de ellas fue en 2006 pero, dos años antes estuvo a punto de pisar el podio por primera vez aunque se quedó sin puntuar allí por culpa de un accidente con Ralf Schumacher en el túnel. El hermano del ‘Kaiser’ pensó que podía dejar pasar al Renault del español en el túnel sin problema, pero olvidó que iba por la parte sucia de la trazada y acabó embistiéndole. El piloto asturiano no se contuvo y, mientras estaba trompeando, sacó su dedo corazón dedicándole una ‘peineta’ al de Williams.
En 2006, otra vez Fernando Alonso fue protagonista o, más bien, víctima de Schumacher, aunque en este caso de Michael. En la clasificación, el heptacampeón decidió dejar aparcado, literalmente, su Ferrari en la curva de la Rascasse con el objetivo de que Alonso no le arrebatase la ‘pole’. Después de muchas discusiones entre los pilotos, un Schumacher que aducía un «error de conducción» y los comisarios, estos sancionaron al alemán y acabó saliendo al día siguiente desde boxes. Alonso, por fin, se llevó la gloria de Montecarlo ese día.
Batalla Alonso-Hamilton y confabulación
Las últimas grandes polémicas de Montecarlo fueron más extradeportivas. En 2007, Mónaco se convirtió en la primera gran batalla entre Fernando Alonso, ganador de la prueba, y Lewis Hamilton. El principio del fin de su relación en McLaren comenzó cuando el piloto británico y su padre se quejaron ante la prensa de su país de que les habían ordenado frenarse para no luchar con el piloto español. Todo el mundo recuerda cómo acabó el huracán aquel año.
La última ‘grande’ que se recuerda de Mónaco ocurrió fuera de la pista. Concretamente, en el Force Blue, el yate de Flavio Briatore, en 2009. Los equipos de la FOTA confabularon en el lujoso barco del magnate italiano para intentar una escisión con la FIA y formar un campeonato paralelo. Al final, esa reunión quedó en agua de borrajas, pero aquella imagen, como tantas otras ocurridas en Mónaco, ya son parte de la historia de la Fórmula 1.
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